¿Por qué aparecen las rabietas?
Las rabietas son necesarias, y son un síntoma de madurez. Puede parecer un poco extraño, pero sí, es cierto. Las rabietas comienzan a producirse alrededor de los 2 años (a veces incluso antes) y se producen porque los niños empiezan a tomar consciencia del propio ‘yo’ y de lo que quieren y no quieren. Esto es algo bueno, ¿o es que quieres que cuando tu hij@ sea mayor haga lo que todo el mundo le dice sin que exprese lo que él quiere realmente? Pues bien, ahora que ves que las rabietas son ‘buenas’ y tienen una función, lo más importante es que tu hij@ entienda que puede tenerlas y tú lo respetarás.
Las claves para acompañar una rabieta
Ahora que hemos visto que las rabietas son ‘buenas’ y necesarias, queremos compartir contigo las claves para acompañar una rabieta. Es importante que cambiemos el concepto de ‘acabar con’ por ‘acompañar’. Acompañar implica que el niñ@ se sienta respetado y pueda expresar aquello que está sintiendo (obviamente siempre con unos límites que garanticen la seguridad de todos).
¿Por dónde empezar?
Ante una rabieta, tenemos que tener claro que los adultos somos nosotros y por consiguiente, somos los que tenemos que controlar la situación y transmitir calma. Por eso, las claves para acompañar una rabieta primero se centran en ti como adulto.
Por eso te invitamos a descargarte gratuitamente nuestra lámina de las claves para acompañar las rabietas; puedes encontrarla en castellano aquí y en catalán aquí.
Pasos a seguir:
1. Imprímela, leela, ponla en un marco bonito y colócala en algún lugar de la casa en la que puedas verla siempre que la necesites. Estar preparada para acompañarla, es el primer paso para darle la bienvenida.
- Tetita (Mamelleta) para acompañar las emociones cuando les dejas de dar el pecho.
Puedes encontrarlo en castellano y en catalán aquí.
- Estoy aquí (Sóc aquí) para acompañar las emociones cuando tienen un hermanit@.
Puedes encontrarlo en castellano y en catalán aquí.
- Las amigas se pelean (Les amigues es barallen) para acompañar las emociones que sienten cuando se enfadan con un amigo que no quiere jugar igual que ellos.
Puedes encontrarlo en castellano y en catalán aquí.
4. Incorporar en el hogar algún recurso para descargar la energía, siempre en un marco de seguridad con unos límites claros, que no suponga un peligro para nadie: un cojín o unas pelotas suaves pueden ser buenas opciones (para lanzar, morder, chillar,…).
Negar la energía que se genera no es la solución, porque los niños (y adultos) tienen la necesidad de sacarla y proyectarla. Nuestra función como adultos debe ser aceptarla y permitirles sacarla de una manera segura para todos.
El pack ‘El cojín de Martina Repentina’ (‘El coixí de la Martina Repentina’) puede ser una maravillosa opción, ya que además del cuento, incluye un cojín para descargar esa energía generada por los enfados de una manera segura (igual que la protagonista del cuento).
Colocar el cojín en el sofá (o en algún lugar visible de la casa) no solo supone ofrecerle un recurso para descargar esa energía, sino que cada vez que lo vea, le estarás ‘confirmando’ que en tu casa se respetan todas las emociones y estáis preparados para acoger todo lo que traiga cada una de ellas.
Leyendo el cuento de Martina, tu hij@ entenderá cómo puede utilizarlo, pero si además tú también te animas a probarlo, tu hij@ seguro que acabará utilizándolo. El ejemplo es el mejor modo de aprender que tienen los niños.
Si estás interesada en profundizar más sobre el tema, te invitamos a participar en nuestros Cafés Pedagógicos sobre Educación emocional, Rabietas y Límites en Ripollet (Barcelona). Si quieres que llevemos alguna de estas charlas a tu espacio, puedes escribirnos.
Puedes encontrar nuestra agenda de Cafés Pedagógicos para este curso aquí.



